
Cuando perdí a mi sobrino Keondre debido a la violencia armada en 2021, toda mi vida se vino abajo. Con solo 18 años, Keondre fue asesinado sin sentido, recibiendo múltiples disparos. Entró a una bodega y nunca salió.
Yo crié a Keondre desde que tenía cuatro años—era como un hijo para mí. Recuerdo su espíritu brillante. Recuerdo cómo me ayudaba con mis bolsas, se unía al equipo de limpieza comunitaria, daba tutorías a sus primos menores, enseñaba a los niños a jugar baloncesto. Keondre era un estudiante excepcional. No tenía problemas criminales previos. Era una luz que traía alegría a los demás, criado por una comunidad de tías, tíos y amigos de la familia que lo amaban. Sin embargo, eso no pudo mantenerlo seguro.
No estoy solo en esto. Demasiados padres están perdiendo a sus hijos debido a esta violencia sin sentido. Cada día hay otro informe de un tiroteo fatal de una persona joven. De otra bala que ha destruido innumerables vidas. El dolor de estas pérdidas permanecerá conmigo por el resto de mi vida. Pero con apoyo, he encontrado formas de afrontarlo.
Recurrí a Safe Horizon para recibir consejería por duelo y hablar en profundidad sobre mis sentimientos. Me presentaron a una trabajadora social a quien podía llamar en cualquier momento. Ella siempre ha estado ahí cuando la necesito y su interés genuino en mi sanación ha construido una relación que me hace sentir segura sabiendo que ella está aquí para mí.
La consejería por duelo me ha ayudado tanto que a veces ofrezco lo que he aprendido a otros. Además de la consejería, mi trabajadora social me ayudó a acceder a servicios para víctimas y recibir ayuda con los gastos funerarios entre otras cosas. Quiero que otros que han perdido a seres queridos por la violencia armada sepan que este tipo de apoyo está disponible, sin costo alguno.
Aprendí que está bien buscar ayuda cuando estás sufriendo.
Tenemos que cuidarnos unos a los otros para poder seguir luchando por nuestra comunidad. Debido a que recibí el apoyo que necesitaba, ahora tengo la fuerza para seguir adelante.
Nunca recuperaré a Keondre, y eso nunca dejará de doler. Pero, con ayuda, puedo recuperar algo de la alegría que él, y sus recuerdos, trajeron a mi vida.